Puedo comenzar este escrito preguntándome
cuál es el objetivo del docente y cuál el del alumno durante el curso, pero eso
llevaría demasiado tiempo y espacio, así que voy a dar por hecho que ambos
tienen el mismo fin: explorar,
divertirse y aprender. Aunque los objetivos no fuesen los mismos, lo
que está claro es que el maestro necesita del alumno y el alumno necesita del
maestro para llevar a cabo su cometido. Y para cumplir cualquier propósito, se
necesitan cuatro ingredientes, toma de conciencia de la realidad, información,
herramientas y constancia.
Existe un elemento cuyo
análisis nos dotará de lo necesario para obtener los puntos anteriormente
citados, y éste es EL CEREBRO
HUMANO y todo lo que de él deriva. Para hablar de esta maravillosa y
enigmática parte de nuestro cuerpo, primero debemos saber quiénes somos y de
dónde venimos.
El cerebro de nuestro pariente más cercano, el
Homo Sapiens no distaba demasiado de nuestro cerebro actual. Hace miles de años
comenzó a forjarse lo que hoy llamamos sistema o
cerebro instintivo o reptiliano, integrado por neuronas cuya carga
de aprendizaje es inamovible, el banco de memoria instintivo se transmite de
generación en generación ya que supone una garantía de supervivencia para el
ser humano, nos ahorra tener que volver a aprender a través de la experiencia
propia, sobre los peligros que nos rodean.
Esto nos lleva a la siguiente
pregunta: ¿qué era
esencial para la vida hace 100.000 años? Sin duda la SUPERVIVENCIA; pero
hay conductas esenciales que el homo sapiens igualó a la supervivencia, entre
ellas las siguientes:
1. Instinto
de pertenencia. La necesidad de unirse en
clanes para poder luchar contra grandes enemigos y poder obtener alimentos hizo
que el sentimiento de grupo se asimilara al de supervivencia. ¿Acaso no
necesita el alumno saber que forma parte de la clase y que es importante para
sus compañeros y profesor, para sentirse miembro del grupo? ¿y no asimila el
docente el respeto que los asistentes a clase le tengan con el hecho de ser
tenido cuenta y escuchado? Tanto en un caso como en otro hablamos de lo mismo, pertenencia.
2. Instinto
de territorialidad. ¿Cómo sino sobrevivir en un
ambiente hostil donde encontrar lugares adecuados para el hospedaje era
realmente difícil? Instinto de territorialidad que 100.000 años después hemos trasladado
a todo lo que consideramos que es nuestro o que debe serlo: juguetes,
lapiceros, ideas, espacio, amigos…
3. Instinto
de curiosidad. ¿se os ocurre alguna forma de
avanzar en cualquier aspecto si no nos moviese la curiosidad? Gracias a este
instinto disfrutamos y sufrimos los adelantos conseguidos durante millones de
años.
4. Instinto
de defensa. Ya sea mediante el ataque
defensivo, el ataque ofensivo, la huida, la sumisión o la inhibición de la
acción.
No olvidemos que al decir
instintos, me refiero a aprendizaje
almacenado en nuestro banco de memoria genético cuyas neuronas son
inalterables, es decir, que no aprenden.
Aunque tomemos partes del
cerebro para su mejor análisis y entendimiento, jamás debemos olvidar que todo
el cerebro funciona en conjunto, y es por ello que hablaremos de sistemas. Ya hemos hablado del sistema
instintivo ( 5% de la capacidad cerebral). Siguiendo el esquema del cerebro
triuno de Paul Mc Lean, el siguiente sería el emocional (15% de la capacidad
cerebral), y por último el sistema cognitivo ( 80% de la capacidad cerebral).
SINAPSIS
Nuestro cerebro emocional, o sistema límbico, desempeña un papel muy importante en los aspectos emocionales de la conducta, tal y como James Papez expuso en 1937; sin embargo, no debemos olvidar, que también en el circuito de recompensa, en la atención, la motivación, la memoria, y por tanto, el aprendizaje, el sistema emocional juega un papel fundamental.
Y finalmente el sistema cognitivo, y en concreto los lóbulos prefrontales, los que están capacitados para poder “educar” y contener a todas las reacciones instintivas y emocionales derivadas de nuestra especie. Sin un buen funcionamiento del sistema cognitivo, los sistemas instintivo y emocional se harían dueños de nuestros pensamientos, emociones y conductas. El sistema cognitivo está conectado tanto con el sistema emocional como con el instintivo, en sentidos de ida y vuelta. Gracias a este sistema, podemos cambiar nuestro actuar, pasando de la mera SUPERVIVENCIA para decantarnos por la TRASCENDENCIA, hecho que nos ayudará a vivir en armonía con nosotros y con nuestro entorno.
Por lo tanto, aceptemos nuestra condición humana, y tomemos conciencia de ella, ya que sólo de esta manera podremos usar adecuadamente las herramientas de las que disponemos para conseguir de forma sana los objetivos que nos marquemos.
El cerebro tiene además sus propias células, llamadas neuronas ( también existen las células gliales) que son las encargadas de llevar a cabo todo el cometido de los sistemas cerebrales, ¿cómo? Mediante conexiones, llamadas sinapsis, que pueden ser eléctricas y químicas, en cuyo caso entran los neurotransmisores, las hormonas, tan fundamentales en todos los procesos del cuerpo humano, y responsables también de los distintos estados anímicos.
Cuanto más se trabaje un tema, mayor será la red neuronal que se forme, y más posibilidades habrá de un buen y duradero aprendizaje; muy sintetizado esto es lo que se llamaría la PLP, potenciación a largo plazo. A la inversa ocurre lo mismo, si dejamos de trabajar sobre una materia o aspecto, la red neuronal se irá desuniendo, y por tanto el aprendizaje se olvidará, es el llamado la DLP, depresión a largo plazo. Todos estos procesos integran lo que llamamos NEUROPLASTICIDAD, gracias a la cual podemos adaptarnos a las nuevas situaciones que la vida nos presente, mejorando los aspectos que necesitemos y desechando aquellos que nos perjudiquen.
Macarena Soto Rueda
Experta en Neurosicoeducación/Neurosicoeducadora en el aula/Educadora en Disciplina Positiva